Una buena base y
a jugar. Esto es lo que proponem Josep y Olga en uno de los mejores
restaurantes de Cataluña, y no estoy exagerando. No
es pretencioso, el local y el
número de platos no le permitirán ganar estrellas Michelin,
pero una vez en la mesa nunca decepcionará.
Como digo una buena base cuidando hasta el
más mínimo detalle la materia prima, ingredientes comprados siempre a gente
conocida, payeses de la zona, carniceros y otros comerciantes ceretanos y si
hace falta buscándolos tan lejos como se necesite. A partir de ahí empieza el
juego, en el contraste de productos pero sobretodo en las cocciones, desde
productos cocinados más de 48 horas hasta otros totalmente crudos.
Curiosamente aquí sí se podría hablar de la
nueva cocina tradicional, a base de unos 12 o 14 platos, concretamente medias
raciones (o ¾) cosa que permite probar unos tres por persona. Explicaría algunas
de las propuestas, pero aparte de las patatas bravas que ganaron un premio hace
unos años el resto van evolucionando mes tras mes, nunca encontraréis lo mismo.
La carta de vinos, pocas referencias pero
equilibradas, precios razonables a partir de 20 euros. Nosotros pedimos un
Abadal 25 aniversario (me ahorro la cata porque no soy experto, pero en todo
caso un gran vino e ideal para acompañar los platos que fuimos pidiendo).
Os dejo aquí una representación.
Carpaccio de ternera de nebraska |
Cocotte de cordero |
Patatas bravas |
A nosotros esta vez nos costó 90 euros la pareja, pero
también habíamos comido por menos de 40 por persona.
PD: Creo que comparten familiaridad con el restaurante Bohèmic en Barcelona, tendremos que ir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario