Aunque fue mi inicio en la cocina (hace ya demasiados años), no soy mucho de hacer pasteles, pero ésta vez me apetecía recuperar uno de delicioso que casualmente me hizo mi tío catalano-alemán Dedi cuando apenas debería tener 15 años. Y digo casualmente porque ayer a sus 50 años corrió por primera vez una Maratón, esta entrada se la dedico.
No es una tarta difícil, el secreto está en hacer un buen bizcocho, a partir de ahí la elaboración es muy sencilla: se monta nata, se le añade un poco de azúcar, se cortan frutos rojos (en este caso corté fresones y las frambuesas las dejé enteras) y se hace azúcar glas.
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Proceso intermedio |
Para montarlo se corta el bizcocho en dos partes, base y tapa, sobre la base se unta con una buena capa de nata, se ponen de manera más o menos regular los frutos rojos, se cubre con la tapa y se espolvorea con el azúcar por encima (para que quede regular es útil hacerlo con un pequeño colador).
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Pastel de nata con frutos rojos |
Dije que el secreto está en el bizcocho, pero cualquiera es válido, así que de momento me guardo la receta del que me hizo en su día mi tío y que ahora hace a la perfección mi madre. Se trata de uno más esponjoso de lo habitual.
Evidentemente, cualquier fruta es válida, y ayer pensaba que en vez de nata se puede poner crema inglesa, aunque entonces cuidado con el azúcar que no quede tan dulce.
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