domingo, 13 de octubre de 2013

Ososbuco

Venía de comilona, con el estómago revuelto, pero no pude evitar no solo provar el osobuco que me había cocinado mi primo sinó que disfrutar de una ración extra de su magnífica salsa. El resultado, pues el esperado, al dia siguiente, mientras corría, me repetía el plato cada km y medio ;-) Pero valió la pena.
Qué gran herencia nos dejó mi abuela, que buena escuela de cocineros creó en su família, y que bonito que nos enseñara su pasión por la cocina. A ver si hablo de ella antes de que acabe el año.

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